Sinopsis
Con una poética que atraviesa la apatía de nuestro siglo, Víctor Jiménez se asoma a su ventana para alertarnos y sacudirnos al revelarnos lo que ha descubierto: «Escucha: la poesía anda por las calles y va con los brazos abiertos». Y es cierto, porque ¿quién va a negar que es amor eso que brilla en los ojos del perro? Hay en sus versos un bullicio de imágenes que hurga nuestra penumbra, que estremece sin violencia -como una joya que irrumpe de un estanque de serenísima agua- hacia nuestro corazón hundido en el desierto de la indiferencia. Toda intensidad aquí sentida se desborda y termina en lo cotidiano: las calles, la casa, las manos, un árbol. Y sin rubor nos confiesa que todo eso que nos impregna de claridad culmina siempre en el abrazo del ser amado.
La poesía de Víctor Jiménez es un estremecimiento a la orfandad existencial del hombre, incapaz de verse en la mujer que duerme a la intemperie, protegida por un ejército de mosquitos y los gritos de la noche.
Sus palabras proponen una relación de intimidad con lo que nos rodea, una relación de amparo, protección y cuidado.
Sin erigirse como crítico, cansado ya de excesos nos habla también de vidas vividas a destajo, esas vidas carentes de historia íntima con que a menudo tropezamos.
Siete ciudades nos habla de las cosas que parece que estamos olvidando; nos recuerda que urge seguir creyendo en el amor como la única redención y como la única morada posible del hombre.
Elsa Varela